miércoles, 25 de junio de 2008

25-06-08

El viento frió le quebraba las rodillas y no podía pensar.
¿Acaso alguien supo si aquel pequeño monstruo que trepaba por sus pantorrillas era un ser animado o un actante del invierno?
¡Quien lo diría!, nunca se imagino el momento en que tendría que viajar.
Los dedos se le caían a pedazos. Primero uno, después el otro, y así.
Una cadena de carne se desprendía y dejaba una estela pálida a lo largo de la estación.
Nunca más esperaría en invierno.
Un hombre la mira desde el otro lado de la vía, ¿Qué estará pensando?
¿Acaso tendrá apetito de su pequeñez? ¿O simplemente le llamara la atención que sus orejas comienzan a desmenuzarse en pequeñas migajas de piel?
Que raro… el tren no llega.
Las horas se hacen minutos, y el tren no llega.
El reloj le muestra como la vida le consume de a poco el aliento, y los ojos comienzan a cristalizarse.
Las curvas se tornan borrosas. No puede ver más que manchas en una oscuridad tenue que amenaza con avanzar.
No ve. No puede ver.
Ahora los sentidos se agudizan y de a poco siente que los pinchazos de esa brisa congelada le rompen todo el esternon.
Las grietas se pronuncian mas allá de sus piernas y, como un mapa antiguo, sus pocos retazos comienzan a delimitarse como países, provincias, ríos...
Cada vez son más las líneas. Cada vez son mas las grietas.
Las dagas del frió juegan con su debilidad.
Que si, que no. Ahí.
De a poco le chupan el alma. Le roen el corazón.
El agua de los mares se congela y todo comienza a caer.
Como un pedazo de arcilla seca, el cuerpo se deshace.
El rostro se consume en un parpadeo…
Las provincias, los ríos fluyen fuera de sus causes…
Se extienden por las vías, las recorren morbosamente…
El reloj termina de sonar.
El revoltijo de sensaciones marca un punto final y se oye un sonido a lo lejos, un sonido estremecedor que fractura a aquel silencioso demonio del invierno, sorprendiéndolo…
Delatándolo.

El tren ha llegado a la estación. Ella no podrá subirse.
Sus zapatos vacíos miran inquietos la puerta abierta del vagón.
Nunca más esperará. Nunca más.-