miércoles, 29 de agosto de 2007

Ausencia

Corriendo en círculos como estúpido,
sin poder salir de esta esfera de plomo…
Buscando la bisagra de la puerta que nunca existió,
dentro de la esfera de hierro, a la que llamamos rutina.

Rasgando muros irregulares,
destrozando las uñas con la desesperación.
Dejando que la angustia me consuma.
Dejando que la angustia me acabe.

De a poco descubro que la luz que necesito
deja de alumbrarme.
Calla y se agota, se desmorona y se aplaca.
¿A dónde vas pequeño fulgor?

Desespero al saber que de a poco te alejas,
que evitas mi presencia.
¡Grito!
Grito bien fuerte para que no me dejes.
Y el dolor punzante me invade al ver que mis gritos
son ahuecados por la nada.

Te vas, te vas y dejas que el frío y la oscuridad me carcoman.
Te vas, y siento la sangre congelarse dentro de estos tubos violáceos.
Te vas, y cada vuelta de mis pensamientos se enreda en si misma.
Te vas, te fuiste…
me voy.

lunes, 20 de agosto de 2007

Para Cecilia

Aquella noche en la que soñé con verte más resplandeciente que el firmamento mismo.
Aquella noche en la que soñé verte contornear tu silueta y hacer que el mundo suspirara por tu sonrisa.
Aquella noche que perdí, por no estar presente en el suelo de tu infinito.
Hoy te recuerdo... ¡cómo me gustaría haberte visto!

¡Que impresionante te ha de haber ceñido el vestido!
Que exquisitos han de estar tus ojos morenos
Que subreal han de haber estado tus manos calladas...
Que sinfronismo ha de haber existido entre tus pies y tus dedos.

Cuanto hubiera dado por mirarte, Galatea del mas enamorado.
Cuanto hubiera dado por acariciar tu sombre siquiera...
O haber tenido el placer de observar tu cándida sonrisa.
Cuanto hubiera dado por mirar el brillo de tu andar,
Y enseguecerme con aquel destello inmensurable y vivaz que emanas.

Con dolor me deslizo en los pensamientos de aquel... “que hubiera sido”
Calmando mi mayugado corazón con el anhelo de ver algún vestigio de ese momento algún día...
De ese momento en el que las rosas quedaron mudas ante tu presencia... y se sintieron insignificantes.
De ese momento en que los ojos gritaban al cielo poder aguantar tal resplandor de belleza.
De ese momento en el que la tierra se estremeció con el girar de tus pasos...
De ese momento en el que la magia se hizo pequeña y le dejó el protagonismo a tu alma.

Persona celestial
Amada criatura angelical...
Demasiado para decir y pocas palabras para expresar tu grandeza...
Demasiado orgullo para que quepa en esta cajita latente...
Demasiado amor... demasiado.

Bendiga Dios cada destello de tu vida...
Y que sigas alumbrando así miles de senderos mas...
Con esa aura que deja estupefactos a los ojos humanos...
Y silenciosas a las ninfas...

Existencia plena de la magnificencia
Gratitud por siempre en mis rezos...
De que estés en mi vida presente...
Y yo viva para contemplarte.-