sábado, 16 de enero de 2010

Ausencia

Corriendo en círculos como estúpido,
sin poder salir de esta esfera de plomo…
Buscando la bisagra de la puerta que nunca existió,
dentro de la esfera de hierro, a la que llamamos rutina.

Rasgando muros irregulares,
destrozando las uñas por la desesperación.
Dejando que la angustia me consuma.
Dejando que la angustia me acabe.

De a poco descubro que la luz que necesito
deja de alumbrarme.
Calla y se agota, se desmorona y se aplaca.
¿A dónde vas pequeño fulgor?

Desespero al saber que de a poco te alejas,
que evitas mi presencia.
¡Grito!
Grito bien fuerte para que no me dejes.
Y el dolor punzante me invade al ver que mis gritos
son ahuecados por la nada.

Te vas, te vas y dejas que el frío y la oscuridad me carcoman.
Te vas, y siento la sangre congelarse dentro de estos tubos violáceos.
Te vas, y cada vuelta de mis pensamientos se enreda en si misma.
Te vas, te fuiste…
me voy.