martes, 7 de junio de 2011

"Desvelo.

Lentamente lamen las horas.

Hay un cuarto que intenta ser su habitación.

Una

a

una

parecen llegar las diminutas notas,

acariciando el aire.

Nacen de las cuerdas de esos violines,

[los pequeños y mas diminutos violines del mundo]

que claman ser mas que ruido blanco.

Las gotas parecen desteñir los trazos de color

que alguna vez insinuaron realidad.

Los bordes negros de la ventana subrayan el momento

para enmarcarlo como uno de los momentos mas tristes de su vida.

Una diminuta y eterna parte

de un infinito instante de tristeza.

Tristeza mojada

por aquella tormenta

que no deja de golpear.

Que sacude

la mirada

desde afuera.

Que remueve

la mirada

desde adentro.

Esa tristeza que llora

descarnada,

desencajada,

expuesta,

para que todo el mundo la sienta.

Para que todo el mundo la vea.

Ahi.

Afuera y dentro.

Un gato negro ahora se suma,

mientras se pavonea silenciosamente.

Tristeza que cae,

como las lágrimas

que se desprenden

de sus ventanas.

Que cae

como esas verdades alumbradas

por la oscuridad de la noche,

como esas verdades

que

ahora

su gato le vomita

sobre los pies."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo había leído., y me encantó. Felicitaciones, te adoro :)
Marian